Certidumbres es un proyecto que trata sobre la posverdad y sobre cómo nuestro mecanismo de defensa natural crea perfiles falsos de las personas que nos rodean para intentar protegernos con la poca o nula información de la que dispones.
Inspirado en el famoso efecto Kuleshov, he intercalado con cada rostro una serie de secretos que los propios retratados confesaron de forma anónima y yo he asignado por pura intuición. Así sus rostros parecen cambiar de expresión una vez que se destapan estas confesiones.
En el montaje de la obra y gracias a unas cartelas intercambiables, que se diseñaron para la ocasión, el espectador podía jugar a adivinar e incluso intercambiarlas a su gusto.
He sufrido dos abortos.
Mi última relación estable fue con un cura adicto a la cocaína.
Durante seis meses ejercí un trabajo que me obligaba a tener una falsa identidad.
He sido infiel a todas mis parejas.
He apretado la mano de un bebé para hacerle llorar.
Pegaba a mis hermanas.
Tuve borracho una relación homosexual y ahora tengo pánico a beber de nuevo.
Le robé a mi novia todos sus ahorros y después de gastarlos en droga, intenté suicidarme.
Una forma de evadirme de la realidad es golpear mi cabeza contra la almohada.
Hasta los 10 años buscaba los pañales viejos y me los ponía a escondidas.
Envidio la feminidad de algunas mujeres.
Siento que he defraudado a mis padres.
En mi cumpleaños compré un gorro de fiesta y fui a casa de un desconocido para hacerle una lluvia dorada.
Una vez me cagué en clase y culpé del mal olor a mi compañera. Aún hoy la gente sigue burlándose de ella por mi culpa.
Tengo miedo de lo que hay en mis genes.
No puedo soportar la calvicie de mi pareja.
Era tan retraído que me costaba mucho ligar. Así que durante un tiempo robaba dinero de la caja registradora donde trabajaba para pagar a prostitutas.
A veces deseo mi propia muerte para ver la reacción de la gente.
Me acosté con el marido de mi psiquiatra.
Disfruto de mi propio autosabotaje.
Me gusta robar pequeños objetos en las casas que visito de amigos o familiares.
Mi primera pareja fue un payaso hinchable. Cuando iba a dormir, me desnudaba y dormía abrazada a él.
Inventé mil excusas para romper con mi pareja en lugar de decirle que no lo quería.
Me acosté con una de mis mejores amigas.
Me contagiaron la sífilis.
Tengo la constumbre de llevar algo de comida cuando voy al baño a hacer mis necesidades.
Leo los mensajes privados de mi pareja siempre que puedo.
Siento un extraño deseo por las novias de mis amigos.